El acrónimo RAIN, creado originalmente por la profesora Michele McDonald del Insight Meditation Society y discutido a fondo por Diana Winston en Wide Awake y Tara Brach en True Refuge. RAIN es muy útil para tratar con emociones difíciles, sensaciones y pensamientos que nos traen sufrimiento.
RAIN de la Auto-Compasión (Tara Brach)
https://www.tarabrach.com/rain-de-la-auto-compasion/
Cuando estaba en la universidad, me fui a las montañas por un fin de semana de
excursión con una vieja amiga muy sabia de veintidós años. Después de armar
nuestra carpa, nos sentamos junto a un arroyo a hablar de nuestras vidas
mientras observábamos el remolino de agua que se formaba alrededor de las
rocas. En un momento ella describió cómo ella estaba aprendiendo a ser "su
propia mejor amiga." Una ola de tristeza se apoderó de mí y empecé a sollozar.
Sentí en ese momento que yo nunca me había sentido como una “mejor amiga de
mi misma,” al contrario. Me acosaba continuamente un juez interno que era
despiadado, quisquilloso, exigente y nunca dejaba de criticarme. La suposición
que regía mi vida era "Hay algo fundamentalmente mal en mí", mientras luchaba
para controlar y arreglar lo que consideraba un yo defectuoso.
Durante las últimas décadas, a través de mi trabajo con decenas de miles de
clientes y estudiantes de meditación, he llegado a ver la auto crítica personal, la
hostilidad hacia uno mismo, como una epidemia. Cuando nos sentimos indignos
estamos en un trance que causa gran sufrimiento. Sin embargo, he encontrado en
mi propia vida y en la de otros, que podemos despertar de este trance a través la
auto-compasión consciente. Podemos llegar a confiar en la bondad y la pureza de
nuestros propios corazones.
Para desarrollarla, la auto-compasión depende del contacto directo y honesto con
nuestra propia vulnerabilidad. Esta compasión florece plenamente cuando nos
ofrecemos activamente cuidado, amor y compasión a nosotros mismos. Sin
embargo, cuando nos hemos quedado atascados en el trance de la indignidad, a
menudo nos imposible poder sentir auto-compasión. Para ayudar a las personas
frente a las sensaciones de inseguridad e indignidad, me gustaría compartir una
meditación que yo llamo RAIN de la auto-compasión. RAIN es una herramienta
fácil de recordar para la práctica de mindfulness, de la conciencia plena y la
compasión. Esta versión – pues hay varias! – tiene los siguientes cuatro pasos:
Reconocer lo que está pasando;
Aceptar que la experiencia permanezca tal y como es;
Investigar con interés y cuidado;
Nutrirse con auto-compasión.
Puedes tomarte tu tiempo y explorar RAIN como una meditación independiente o
hacer todos los pasos cada vez que surjan sentimientos difíciles de manejar.
R - Reconocer lo que está pasando
Reconocer significa admitir conscientemente en un momento dado, los
pensamientos, sentimientos y comportamientos que nos están afectando. Al igual
que el despertar de un sueño, el primer paso para salir del trance de la indignidad
es simplemente reconocer que estamos atascados, sujetos a creencias dolorosas
de constricción, emociones y sensaciones físicas. Los síntomas comunes del
trance incluyen una voz crítica interna, sentimientos de vergüenza o miedo, y la
presión de la ansiedad o el peso de la depresión en el cuerpo. Reconocer puede
ser un simple susurro mental, observando lo que está sucediendo.
A - Aceptar que la experiencia permanezca tal y como es
Aceptar que los pensamientos, emociones, sentimientos o sensaciones que hemos
reconocido están ahí, sin tratar de controlarlos, modificarlos o evadirlos. Cuando
somos prisioneros de la auto crítica, lo mejor es no juzgar lo que esta pasando. Eso
no quiere decir que estemos de acuerdo con nuestra convicción de que de alguna
forma u otra estamos o hemos cometido un error. Al contrario, reconocemos
honestamente la presencia de nuestros juicios, así como de los sentimientos
dolorosos subyacentes y aceptamos esa emociones
Muchos de los estudiantes con que trabajo realizan la práctica del dejar ser o
aceptar diciendo una palabra o frase de aliento para sí mismos. Por ejemplo,
puedes sentirte atrapado por el miedo y susurrar mentalmente "Sí" o "Todo está
bien", con el fin de reconocer y aceptar la realidad de tu experiencia en este
momento.
I - Investigar con interés y cuidado
Una vez que hemos reconocido y aceptado lo que está sucediendo, podemos
profundizar nuestra atención a través de la investigación. Para investigar, haz un llamado a tu curiosidad natural –el deseo de saber la verdad– y enfoca tu atención
en la experiencia que vives en el momento. Te puedes preguntar: ¿qué es lo que
más requiere atención en este momento? ¿Cómo estoy experimentando esto en
mi cuerpo? ¿Dónde lo siento en mi cuerpo? ¿Qué es lo que estoy creyendo? ¿Qué
es lo que esta vulnerabilidad deja ver de mí? ¿Qué es lo que más necesito?
Cualquiera que sea la pregunta, tu investigación será aún más transformadora si
te alejas del análisis intelectual, de la conceptualización y enfocas la atención en
los sentidos en el cuerpo.
Cuando investigamos, es esencial acercarnos a la experiencia con ternura,
suavemente y sin juzgar. Esta actitud de cuidado nos ayuda a crear una sensación
de seguridad, permitiéndonos conectarnos honestamente con nuestras heridas,
miedos y vergüenza.
N - Nutrirnos con auto-compasión
La auto-compasión sale naturalmente en los momentos en que reconocemos que
estamos sufriendo. Llega a su máxima expresión cuando intencionalmente
alimentamos nuestro ser interno con nuestro amor, nuestra ternura y en una
forma bondadosa. Para hacer esto, trata de identificar qué es lo que más necesita
ese lugar dentro de tí que está herido, asustado o lastimado, y luego ofrécele algo
de cuidado. ¿Necesita un mensaje de consuelo? ¿de perdón? ¿de compañía? ¿de
amor? Experimenta e identifica qué gesto de bondad ayuda más a reconfortar,
abrir o suavizar tu corazón. Puede ser un susurro mental de “Estoy acá contigo”;
“Lo siento y te amo”; “No es tu culpa”; “Confía en tu generosidad.”
Además del susurro de cuidado, muchas personas encuentran muy reconfortante
poner la mano en el corazón o la mejilla, o el imaginarse bañado o abrazado por
una luz radiante y tibia. Si es difícil brindarte amor a ti mismo, trae a tu mente un
ser amoroso –una figura espiritual, un familiar, un amigo o mascota– e imagina
que el amor de ese ser está entrando en ti. Cuando la intención de despertar la
auto-compasión es sincera, el más pequeño gesto de amor, de ofrecer amor –aún
si al principio parece raro– nutrirá tu corazón.
Cuando hayas completado los pasos de RAIN, es importante poner atención en tu
propia presencia, y descansar en ese espacio de conciencia plena. El resultado de
RAIN es darse cuenta que ya no eres prisionero del trance de la indignidad, o de
cualquier otra sensación que limite tu ser. En otra versión de RAIN, la N quiere
decir “no-sentirse identificado” (☟*) . Date el regalo de familiarizarte con la verdad y la libertad natural de tu ser. Es un acto misterioso y precioso!
RAIN fue particularmente útil para mí hace más o menos 12 años cuando entré en
un período de enfermedad crónica. Durante un momento extendido de fatiga y
dolor, perdí la esperanza y me sentía infeliz. Yo pensaba que era terrible estar
conmigo –impaciente, ensimismada, irritable, gris. Durante una mañana de
meditación, me rendí a la practica RAIN de reconocimiento y aceptando los
malestares de mi cuerpo, la sensación de depresión. Luego empecé a investigar
mi experiencia. Oí una voz amarga dentro de mi que dijo “Odio vivir así”. Y luego,
un momento después, “Me odio a mí misma!”. La toxicidad de la auto-aversión se
apoderó de mi.
No solo estaba luchando con una enfermedad, sino que además estaba en guerra
con la persona egocéntrica, irritable en la que creía haberme convertido. Sin
saberlo, me había centrado en mí misma y estaba cautiva por el trance de la
indignidad. A medida que investigaba con más atención, entré en contacto con el
dolor y el peso de vivir odiándome a mi misma. Estaba experimentando lo que a
veces llamo un momento “Ay”, el reconocimiento de cómo mi vida estaba siendo
oprimida por el sufrimiento.
Viendo con claridad mi sufrimiento, mi corazón se ablandó. Ahora era capaz de
alimentar mi interior con auto-compasión. Cuidadosamente puse mi mano en mi
corazón –un gesto de amor, compasión – e invité a salir a los demás sentimientos
que estaban allí.
Una oleada de miedo (incertidumbre sobre mi futuro) se extendió a través de mi
pecho, seguido de un afloramiento de dolor por la perdida de mi salud. El sentido
de la auto- compasión se desplegó plenamente cuando susurré mentalmente:
"Todo está bien, cariño", y le ofrecí amor a las profundidades de mi vulnerabilidad
del mismo modo que lo haría con un amigo muy querido.
En los próximos minutos, la auto-compasión se amplió y se convirtió en una
sensación de delicada presencia. Ya no estaba atrapada en la sensación de auto-
aversión o en el ser víctima de la enfermedad. Esta fue la consecuencia de realizar
una sanadora RAIN; descansé en la libertad que da la conciencia natural y
amorosa. Estaba en paz con las olas cambiantes de las sensaciones emocionales y
físicas que experimentaba.
La meditación de la auto-compasión toma tiempo. A medida que practicas, puedes experimentar un cambio parcial, tal vez un sentido más sutil de calidez y apertura,
una ampliación de la perspectiva, un aquietamiento de historias mentales, un
ablandamiento de tu corazón. Puedes confiar en esto. RAIN es una práctica para
toda la vida –una manera de transformar las dudas y temores con una presencia
sanadora.
Cada vez que estás dispuesto a reducir la velocidad de tu vida y reconocer, "Oh,
esto es el trance de la indignidad...esto es miedo...esto es una herida... esto es autocrítica ..." Estás listo para transformar los viejos hábitos y creencias
limitantes que se apoderan de tu corazón. Gradualmente, más fuerte que
cualquier historia que te hayas dicho a ti mismo sobre no ser “suficientemente
bueno” o “defectuoso por naturaleza”, experimentarás la conciencia amorosa de lo
que realmente eres.
Artículo adaptado de Refugio Verdadero (True Refuge, 2013) de Tara Brach.
Refugio Verdadero: encontrando paz y libertad en tu propio corazón
(☞*) En otra versión "N viene de no identificarse. No hay necesidad de identificar un “yo” en lo que acaba de suceder. Simplemente ha sido un evento mental y emocional pasajero, como ver una escena en una película o las nubes pasando por el cielo. No tenemos que construir y reconstruir un “yo” en el contenido pasajero del cuerpo–mente. En lugar de esto, podemos actuar como espectadores. Este no–identificarse es difícil, pero cuando sucede el primer cambio de identidad, del contenido de la mente al observador, podemos ver que el contenido no es quienes somos. Este es el primer cambio de libertad verdadero. Al final, la identificación de “el observador” también se desvanece, pero simplemente hacer el cambio es una buena forma de empezar."
En otras palabras:
En otras palabras:
Comenzar un camino espiritual requiere agallas. Normalmente no lo sabemos al principio; pero si persistimos en él (si realmente queremos saber la verdad sobre qué significa ser humano o si estamos hartos de nuestro sufrimiento) aprenderemos que para andar el camino de la libertad hace falta una valentía humilde. También hace falta determinación, humor, un esfuerzo equilibrado y la voluntad de sentir, directamente en nuestro cuerpo, el sufrimiento derivado del apego a nuestros pensamientos condicionados, los cuales crean separación, malestar, y la codicia y aversión que normalmente utilizamos para buscar la felicidad. Pero la promesa es real.
Podemos librarnos del sufrimiento; podemos conocer nuestra mente totalmente despierta y el corazón abierto que la acompaña.
Este camino, en mi opinión, fluye en dos corrientes. La primera tiene que ver con la revelación. Esto no podemos controlarlo; solo podemos crear condiciones para que sea más probable que suceda. Podemos ser curiosos y abiertos. Podemos indagar. Y con el tiempo, si tenemos suerte, la mente se despertará y conocerá su verdadera naturaleza. Esta es una primera revelación. Desde ahí, si seguimos avanzando, son posibles muchas otras revelaciones: que somos una vida, que la naturaleza de todo es su vacuidad, que cada manifestación particular es un milagro único. Entonces el desafío es incorporar cualquier revelación que tengamos a nuestra vida diaria.
En la otra corriente tenemos que remar mucho. La meditación es absolutamente necesaria. También es necesaria una atención plena durante todo el día. Una herramienta que me ha resultado extremadamente útil para esta práctica es el acrónimo RAIN, creado originalmente por la profesora Michele McDonald del Insight Meditation Society y discutido a fondo por Diana Winston en Wide Awake y Tara Brach en True Refuge. RAIN es muy útil para tratar con emociones difíciles, sensaciones y pensamientos que nos traen sufrimiento.
R viene de reconocer lo que está ocurriendo en este momento. Alguien ha pasado demasiado cerca de ti por la acera o no te ha cedido el paso cuando considerabas que tenías prioridad y boom, te has enfadado. La “R” simplemente es darse cuenta de lo que está ocurriendo, estar suficientemente presente para darte cuenta de que algo está pasando. Esto no es una tontería. Muchas personas reaccionan inmediatamente —y lo que es peor, echan la culpa a la otra persona por causar su reacción. El objetivo es estar alerta, poner atención.
A viene de aceptar. Esto no significa que quisieras que pasara lo que acaba de pasar. Simplemente significa que aceptas que ha pasado. Le pones nombre: por ejemplo, “mi ira está aquí”. La idea es que, aunque no permitas que la emoción o pensamiento te lleve a otro pensamiento u otra emoción, tampoco te resistas, ni la evites, ni te distraigas de lo que está pasando. Simplemente lo aceptas y le pones un nombre. Estás dispuesto a estar abierto a cualquier cosa.
I viene de investigar las sensaciones del cuerpo. Este paso es ante todo una sensación física. ¿Cómo se experimenta la ira? El corazón late más rápido, puedes sentir un golpe de energía y calor y tensión en algunos músculos. Estos actos físicos somos los que etiquetamos como “ira”. Este componente energético emocional hay que sentirlo de forma voluntaria y exhaustiva hasta que el cuerpo vuelva a su relajación abierta. Respiras y esperas y respiras y sientes el cuerpo, tenso al principio y cambiando lentamente, relajándose y abriéndose, dejando ir. Si esto no se hace a fondo, entonces no hemos sentido realmente la emoción que ha desencadenado el pensamiento inicial, la energía se queda atascada en el cuerpo e incrementa la estructura condicionada que se desencadenó en primer lugar. Esta predisposición a sentir el evento físico es lo que integra la energía, la disipa y —si se practica una y otra vez— al final disuelve la estructura de ego particular, que no tiene un núcleo concreto. Descubrir que el sistema de ego se disolverá si no le añadimos más pensamientos o energía es algo maravilloso cuando se experimenta por primera vez, y es un verdadero anticipo de la libertad potencial que vendrá si continuamos con la práctica.
N viene de no identificarse. No hay necesidad de identificar un “yo” en lo que acaba de suceder. Simplemente ha sido un evento mental y emocional pasajero, como ver una escena en una película o las nubes pasando por el cielo. No tenemos que construir y reconstruir un “yo” en el contenido pasajero del cuerpo–mente. En lugar de esto, podemos actuar como espectadores. Este no–identificarse es difícil, pero cuando sucede el primer cambio de identidad, del contenido de la mente al observador, podemos ver que el contenido no es quienes somos. Este es el primer cambio de libertad verdadero. Al final, la identificación de “el observador” también se desvanece, pero simplemente hacer el cambio es una buena forma de empezar.
Con RAIN, recordamos que despertar, reconectar con la vida como un todo, es una posibilidad para cada uno de nosotros. Es nuestro derecho de nacimiento.
Texto de Teah Strozer.
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