AUDIMA

quarta-feira, 11 de maio de 2016

Automatismos que aumentan el estrés

Vamos a exponer ciertos hábitos que intensifican el estrés y el sufrimiento. 


1) Conversaciones negativas con nosotros mismos
Estamos constantemente hablando con nosotros mismos. Cada uno de nosotros tiene
un estilo automático de pensar e interpretar lo que nos pasa. Lamentablemente, este
monólogo muy a menudo es negativo. ¡Somos tan y tan duros con nosotros mismos!
 La verdad es que no aceptaríamos que NADIE nos hablara tan cruelmente como nos
hablamos a nosotros mismos. Hacer una pausa y darnos cuenta de lo que nos estamos
diciendo nos permitirá frenar la cascada negativa debajo de la cual nos ponemos
habitualmente.

2) El perfeccionismo
Es la receta perfecta para intensificar el estrés, porque nos obliga a estar en guardia
permanente y esto nos agota.

3) El catastrofismo
Se trata de un estilo de pensamiento que amplifica la ansiedad. Nos imaginamos el peor
escenario posible y el final más horrible de cada situación que nos preocupa.

4) Exagerar lo negativo y descartar lo positivo
Son dos pautas asociadas. No ponemos atención a las experiencias y estados de ánimo
positivos y solo nos centramos en lo negativo -debemos decir en este caso que estamos
biológicamente preparados para buscar primero a nuestro alrededor lo que nos podría
suponer una amenaza para la vida, los peligros, y no lo que no nos amenaza de muerte,
pero cuando funcionamos solo en modo negativo estamos consiguiendo lo contrario,
hundirnos en el estrés y en la angustia, que nos acabaran haciendo enfermar-.

5) Leer la mente
Esta pauta se basa en el convencimiento de que sabemos perfectamente lo que los
demás están pensando de nosotros. Y acostumbramos a dar por supuesto que lo que
piensan y opinan es negativo. Esto intensifica nuestra sensación de angustia y estrés.

6) La culpa
Tanto si hacemos a los demás culpables de nuestro sufrimiento como si nos hacemos
 a nosotros mismos culpables del sufrimiento de los demás.

7) El "yo debería"
Y finalmente, la trampa de la mente que produce más estrés, ansiedad y que nos hace
recurrir a las reacciones automáticas limitadoras con más regularidad: el "yo debería".
En mil distintas formas "debería haber hecho..." "debería hacer..." "debería haber
pensado..." "debería ser capaz de parar/hacer/decidir/acabar/luchar/vivir..." Un
pensamiento tras otro que nos alejan del presente, de lo que es real, de lo que tenemos,
para crearnos tensión y torturándonos con lo que "deberíamos...". Y la solución a esta
trampa no es, por supuesto, dejar de ponernos metas y retos, conformarnos con lo que
tenemos y rendirnos. La solución es enfocar con calma los cambios que queremos
realizar y que el camino hacia el objetivo no sea de angustia, agobio y culpabilidad por
no haber llegado todavía, sino de serenidad y seguridad por estar dando los pasos
correctos -a pesar de las piedras, las tormentas y los surcos que vamos encontrando-.
El mindfulness nos ofrece la posibilidad de PARAR, observar el presente con curiosidad
y sin juicio, hacer una interpretación alternativa de lo que nos rodea y responder a una
situación conocida de manera nueva y saludable.

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