AUDIMA

martes, 4 de abril de 2017

Actividad emocional Primaria c.medio y superior




Actividad adecuada ya para Primaria - Ciclo medio y ciclo superior

Laboratorio emocional:

Diferencia entre emoción y conducta




Introducción teórica
Tal y como describe Goleman en su célebre libro Emotional Intelligence publicado en 1995, podemos definir la inteligencia emocional (IE) como la capacidad para reconocer nuestros sentimientos y los sentimientos ajenos, así como el conocimiento para manejarlos. Así, Goleman estima que la IE se puede organizar entorno a cinco capacidades:
  1. Conocer las emociones y sentimientos propios.
  2. Manejar las emociones y sentimientos propios.
  3. Reconocer las emociones y sentimientos propios.
  4. Crear la propia motivación.
  5. Gestionar las relaciones.
Desde una perspectiva emocionalmente ecológica, me gustaría matizar la definición que Goleman le da a la IE, en tanto que se refiere a la capacidad para reconocer nuestros sentimientos y los sentimientos ajenos, así como el conocimiento para gestionarlos de una manera adaptativa y constructiva de manera que la persona potencie su propio bienestar y su excelencia. Siguiendo las capacidades que refleja Goleman, este post pretende trabajar la identificación y gestión de las emociones. Para introducirnos en este ámbito, facilita un ejercicio que permite a nuestro alumnado diferenciar las emociones de las conductas, ya que a menudo suelen generarse confusiones en este aspecto. El propio Goleman señala esta destreza como clave para facilitar la gestión adaptativa de las emociones y no dejarse llevar por los impulsos. Al mismo tiempo, esta aptitud permite mejorar la relación con los demás y ser más efectivo en la resolución positiva de los conflictos. Así pues, iniciamos el camino madurativo hacia la responsabilidad de las propias acciones.

Objetivos

  • Entender que es positivo emocionarse y que lo correcto o incorrecto son las conductas que se derivan de las emociones y no las propias emociones.
  • Facilitar la práctica de pensar antes de actuar.
  • Aprender a ser autónomos y críticos para diferenciar los comportamientos correctos de los incorrectos.

Desarrollo de la actividad

Desde la ecología emocional se nos dice que las emociones constituyen un sistema de evaluación que nos informa de nuestra realidad interior dándole una carga afectiva, mientras que las conductas representan todas las acciones que hacemos externamente. Existen diferentes clases de comportamientos:
  • Comportamientos que son socialmente adecuados,
  • comportamientos que se consideran incorrectos,
  • comportamiento que hacen daño a terceras personas y a unx mismx, y
  • comportamientos que no hacen daño.
Esto quiere decir que algunas acciones que hacemos están bien mientras que otras, no. Y ésta constituye otra de las diferencias claras entre lo que es una emoción y lo que es una conducta: mientras que las conductas podemos escogerlas, las emociones no podemos. En este sentido, es importante que estas diferencias las transmitamos a nuestro alumnado para empezar a introducir el ejercicio en sí mismo.
Una vez explicado esto, iniciaremos el ejercicio propiamente pensando, entre todxs, situaciones en que los protagonistas estén enfadados pero tengan conductas diferentes. Pongo algunos ejemplos:
  • Ramón está muy enfadado y pega a su hermana.
  • Juan está enfadado y se lo explica a su padre.
  • María está enfadada y rompe el libro de otra compañera.
  • Cristina está enfadada y, por ello, rompe periódicos viejos.
  • Antonio chuta bien fuerte la pelota contra una pared porque está enfadado.
  • Mireia coge la pelota a otro niño porque está enfadada.
  • Ismael se ha enfadado con Raquel y le está explicando que está enfadado y el porqué.
  • Marina está enfadada y, por ello, interrumpe constantemente a la profesora.
  • Mohamed está enfadado con unos compañeros porque se ríen de él, y se ha apartado y los ignora.
  • Fadua está enfadada y le corta el cabello a su muñeca.
  • José está enfadado porque no le dejan jugar a fútbol, y se lo dice a su maestra.
  • Natasha está enfadada e intenta relajarse y calmarse.
  • Coral está enfadada y, por ello, insulta a su hermana.
  • Carlos está enfadado y se pelea con otro niño.
  • Miguel está enfadado con sus amigos y, juega solo.
De cada situación, después de discutirla entre todxs, decidiremos si lo que hace el protagonista (conducta) es correcto o no y lo anotaremos en la categoría correspondiente. Hemos de procurar que las discusiones sean animadas, especialmente cuando no hay acuerdo, antes de hacer la clasificación. A continuación os propongo una tabla que podéis copiar en grande en un mural que quede en nuestra aula para recordar a nuestro alumnado las diferencias trabajadas:
Para ayudar a comprender por qué algunas conductas son correctas y otras no, también podemos guiarlos con preguntas-clave del tipo:
  • ¿Cuáles serán las consecuencias?
  • ¿Cómo se sienten los demás cuando hacemos esto?
  • ¿Cómo afecta al clima de la clase, a la relación con la familia o con los amigos?
Una vez finalizado el ejercicio, es importante que discutamos sobre conductas propias de nuestro alumnado, siguiendo el mismo proceso de reflexión, cuando surja la oportunidad. De esta manera, estaremos afianzando los conceptos aprendidos y facilitando la experimentación del propio aprendizaje emocional con (y en) unx mismx.
Fuente:
Judit Mercedes Fernández. Psicología coaching y educación emocional para todas las edades. Conceptualizando una escuela emocionalmente inteligente, en favor de una cultura basada en la compasión.
Este ejercicio ha sido adaptado de: Anna Carpena. 2006. Educació socioemocional a primària. pp. 106-107. Vic: Eumo Editorial.

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